Deja de controlar lo incontrolable: Enfócate en lo que SÍ depende de ti para reventar tu examen
Jesús Santiago
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Hay una parte de lo que haces cada día que depende de ti. Y hay otra que, por mucho que patalees, no.
¿Y sabes qué? Lo que diferencia a los que revientan su examen y a los que se quedan en la casilla de salida no es que tengan una bola de cristal, ni que su temario venga con respuestas subrayadas por el Espíritu Santo.
Es que han aprendido a soltar lo que no controlan y a obsesionarse con lo que sí.
Te lo explico:
Lo que no controlas (y por qué da igual)
No puedes controlar si el tribunal de tu examen está de mala leche ese día. Ni si hay una pregunta rara que ni los autores de la ley entienden. Ni si justo el día antes tu vecino decide montar una rave en su salón. Ni si el transporte público falla el día clave. Ni las notas de corte de la oposición.
¿Y sabes qué? Da igual.
Obsesionarse con estos factores externos solo te genera ansiedad, te roba energía y desvía tu atención de lo verdaderamente importante. Es un pozo sin fondo de frustración que no te acerca un ápice a tu objetivo.
Lo que SÍ controlas (y dónde reside tu poder)
Tú céntrate en lo tuyo. En clavar cada estudio como si fuese el último. En sentarte cada día, con sol, con lluvia o con la abuela viendo "Sálvame" a todo volumen. En dominar cada tema hasta que puedas explicárselo a tu prima de 6 años mientras hace TikToks.
Eso, sí lo controlas.
Tu disciplina diaria: Cumplir tu plan de estudio, haga el tiempo que haga o tengas el ánimo que tengas.
Tus técnicas de estudio: Aplicar métodos eficientes para memorizar, comprender y repasar.
Tu gestión del tiempo y energía: Optimizar tus bloques de estudio, tus descansos y tu bienestar.
Tu mentalidad: Trabajar la resiliencia, el autodominio y la forma en que te hablas a ti mismo frente a los obstáculos.
Y cuando haces eso, cada día, cada hora, cada minuto que decides cumplirte aunque el mundo esté en llamas… Ahí es cuando puedes mirar tu reflejo y decir: “Lo estoy dando todo”.
El resultado final es como el final de una película
El resultado final es como el final de una peli. A veces acaba como esperas. Y otras, pues... no.
Pero si sabes que lo diste todo en cada escena, no hay final que te tumbe. La satisfacción del deber cumplido es tu mayor recompensa, y la base de una confianza inquebrantable. Estarás construyendo una mentalidad a prueba de oposiciones.
Ahora bien…
Si lo que tú no sabes es cómo estudiar tus temas de forma eficiente, cómo organizarte para no ir a trompicones, cómo memorizar sin estar repitiendo como un loro estreñido… Entonces sí que estás dejando en manos del azar lo que deberías estar controlando.
Y ahí sí que estás jodido. Pero, sobre todo, estás perdiendo tu verdadero poder para cambiar el resultado.
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