La Gran Mentira de la Motivación: Por qué esperar a sentirte bien te está jodiendo el examen
Jesús Santiago
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Una de las cosas que más me preguntan es sobre el tema de la motivación. Hoy, sin ir más lejos, me han dejado esta pregunta en un "preguntas y respuestas" de Instagram:
"Examen en una semana y me cuesta ponerme y centrarme, consejo?"
Aquí hay, claramente, una confusión muy, muy grande. "Me cuesta ponerme y centrarme".
Puedo apostar mi huevo izquierdo a que esta persona está esperando a depender de la motivación para hacer lo que sabe que tiene que hacer.
Porque, en el fondo, TODOS lo sabemos. Sabemos que tenemos que estar enfocados y no distraernos. Sabemos que, si decimos que vamos a empezar a estudiar a las 4 de la tarde, tenemos que tener el culo pegado a la silla a las 4 de la tarde. Sabemos que estudiar como hemos estado estudiando hasta ahora no es suficiente.
Pero lo que nos acaba ocurriendo es que nos dejamos llevar por el engaño de la motivación. Acabamos pensando que dependemos de ella.
Y no. No, no y requete-NO.
La verdadera fórmula: Acción -> Resultados -> Motivación
La motivación para estudiar no es el punto de partida; es el premio. La motivación llega cuando empiezas a ver cambios. Pero, spoiler, si no hay movimiento, no hay cambios.
Es más, déjame afinarlo mejor: Si no hay COMPROMISO, no hay cambios.
No te tienes que sentir bien para empezar. No te tienes que sentir con ganas. No te tienes que sentir seguro.
Todo eso viene después de moverte.
Acción -> Resultados -> Motivación
Repito: Acción -> Resultados -> Motivación
Esta es la psicología de la acción aplicada al estudio. Es un ciclo que se retroalimenta. Cada pequeña acción que tomas, por insignificante que parezca, genera un mínimo resultado. Ese resultado alimenta una chispa de motivación que te impulsa a la siguiente acción, y así sucesivamente.
Rompe el ciclo de la inacción: Estrategias para empezar hoy
Entender esta fórmula es clave para tu disciplina académica y para superar la procrastinación. Pero, ¿cómo se aplica en la práctica?
Empieza pequeño: Si te cuesta sentarte a estudiar 3 horas, no te lo plantees. Comprométete a 15 minutos. Es tan poco que la resistencia es mínima. Una vez empieces, es mucho más fácil seguir.
Define el primer paso: En lugar de "estudiar el tema 5", piensa "¿Qué es lo primero que haré con el tema 5?". ¿Abrir el libro? ¿Leer el índice? Hazlo ridículamente fácil.
Crea un entorno sin distracciones: Elimina cualquier tentación antes de empezar. Un entorno limpio y enfocado te reduce el esfuerzo de "ponerse".
Usa la regla de los 5 minutos: Si una tarea te da pereza, comprométete a hacerla solo durante 5 minutos. Pasado ese tiempo, si realmente no quieres seguir, puedes parar. La mayoría de las veces, una vez que empiezas, la inercia te lleva a continuar.
Lo que me alegra ver es que hay mucha gente que está empezando a tomar acción estos días. Personas que saben que no estaban siendo tan disciplinados como podrían, que saben que podrían memorizar mejor y más rápido sus temas, y que han decidido hacer algo para cambiarlo.
¿Te ha ayudado este enfoque?
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