Lo que piensas de ti mismo puede hundirte… o darte alas

3/5/20251 min read

Te voy a contar algo que quizá te suene.

Estás estudiando. Tienes el libro delante, los apuntes, el cronómetro… todo preparado. Pero hay una vocecita en tu cabeza que dice:
"No voy a ser capaz."
"Esto no es para mí."
"Soy un desastre, siempre igual."

Y claro, con ese discurso interno, ¿cómo no te vas a sentir bloqueado?

Porque mira, no es solo lo que haces lo que importa. Es también lo que crees sobre ti mismo mientras lo haces.

Si te ves como alguien incapaz, todo lo que hagas será un campo de minas. Cada fallo será una confirmación de esa idea errónea:
"Ves, tenía razón. No sirvo para esto."

Pero si te ves como alguien capaz, como alguien que tiene baches pero sigue adelante, todo cambia. Un error ya no es el fin del mundo. Es una oportunidad para ajustar y mejorar.

Tu autoimagen es el filtro a través del cual ves tu progreso.
Y aquí va lo mejor: es algo que puedes construir.

¿Cómo?

  1. Habla contigo como hablarías con tu mejor amigo.
    Si te equivocas o tienes un mal día, no te insultes. Nadie progresa a base de palos. Sé tu propio apoyo, no tu verdugo.

  2. Colecciona pequeñas victorias.
    No subestimes el poder de completar algo, por pequeño que sea. Cada tema que terminas, cada hora que estudias, cada repasito bien hecho… suma a esa imagen de ti como alguien que puede.

  3. Reescribe el guion.
    Deja de decirte que eres un desastre. Cada vez que pienses eso, cámbialo por:
    "Estoy aprendiendo. Estoy mejorando. Estoy más cerca."

Porque recuerda: no tienes que ser perfecto.
Solo tienes que creer, de verdad, que puedes hacerlo.

Y esa creencia, esa autoimagen, no se construye de la noche a la mañana.

Se construye hoy.

Con cada decisión, con cada palabra que te dediques a ti mismo.

Envío un email todos los días con una píldora para que tengas ganas de pegar el culo a la silla y comerte tus apuntes.

Te apuntas aquí: